domingo, 3 de junio de 2007

Como dijera Schopenhauer:
"El presentimiento que tenemos de nuestra naturaleza eterna y la convicción profunda que albergamos todos en nuestro corazón de ser indestructibles por la muerte, y de la cual dan testimonio las angustias de conciencia que sobrevienen infaliblemente a la aproximación de nuestro fin, están íntimamente ligados. Spinoza expresa este concepto en los siguientes términos: «sentimus, experimurque, nos œternos esse.» El hombre que reflexiona sólo puede creerse indestructible, admitiendo que su ser no ha tenido principio, que es eterno, o, mejor dicho, que no está sujeto al tiempo. Por el contrario, todo aquel que crea que ha sido creado de la nada, tiene que admitir también que se volverá a la nada, [...]."

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